martes, 19 de febrero de 2013

Religión: mal necesario


Ventura Cota Borbón 
Remedo de ensayo: Siempre que se abordan dos temas como son la política y la religión, nunca se llegan a acuerdos concretos. Las diferencias surgen y hasta causan polémica; sin embargo, hoy dejaré en paz a la política y me voy a referir a la religión…católica; asumiendo el riesgo de lo que aquí escriba y lo que de ésta conlleve, ya que hace años, cuando escribí sobre este mismo tema, un miembro de mi familia fue increpado violentamente por una dama pía creyendo que él lo había escrito. La confusión se derivó de la similitud en nuestros nombres, A partir de ello, escribo mi apelativo completo.

Con esto no quiero decir que hablar sobre la religión sea malo. No, al contrario, que el hombre cuente con una situación de fe, no pragmática y libre de fanatismo es bueno -aunque desafortunadamente una se concatena a la otra en muchos de los casos-,  lo malo sale cuando nos apasionamos y ofendemos a los demás porque no hay coincidencia en nuestro pensar.

Sobre  la religión, decía Mahatma Gandhi hace ya bastantes años que “…Así como un árbol tiene una sola raíz y muchas ramas y hojas, así también hay una sola religión verdadera y perfecta, pero diversificada en numerosas ramas por intervención de los hombres…”. Con ello se entiende que en sí aquel manto que cubre a esta religión, es bueno, lo malo son los hombres y mujeres que lo manipulan para su propio beneficio.

No debe extrañar este hecho, desde tiempos inmemorables se ha tomado como pretexto el tema para empezar interminables luchas entre países e incluso intestinas entre los mismos hermanos.

Por algo Marx decía que la religión es el opio de todos los pueblos, y es que el hombre en su afán protagónico y egotista todo lo descompone.

Al respecto y con todo respeto, por aquellos (as) lectores y amigos que me hacen el favor de leer esta su columna amiga, tengo afinidad con la concepción del nacimiento de las religiones que Freud tenía sobre las mismas: “La religión es una fantasía confortable de la inmadurez del hombre, que cuando alcanza la madurez, a la luz del conocimiento moderno, el hombre no necesita más el apoyo o soporte de la religión…”. De mi parte añado que la mejor religión es aquella en la que no se daña a nadie.

En verdad admiro demasiado aquellas personas que tienen la capacidad de creer en Dios. Yo también tengo mi propia creencia, creo en un Dios como yo lo entiendo; sin embargo, no tengo o mejor dicho, no practico ninguna religión. Debido a ello, recientemente un amigo me dijo que yo era un católico convenenciero. Mi réplica a su equivocada observación fue que muchas de las razones por las que hay enemistades y sobre todo guerras entre los hombres, se debe precisamente a que aquellos que se creen iluminados porque acuden domingo a domingo a un templo físico de concreto sin saber que Dios tiene el don de la ubicuidad y se encuentra donde uno lo busque, radica exactamente en la INTOLERANCIA. Así con mayúsculas.

Los curas o sacerdotes como cualquier miembro de la raza humana, tienen sus defectos y sus virtudes. Pero los diferentes escándalos que se han suscitado a lo largo de la historia, desde que nació la religión hasta nuestros días, han hecho que muchos seres que confiaban en esos hombres que usan sotana, desconfíen de ellos.

La pederastia, la homosexualidad, el engaño, la burla y otros tantos adjetivos, no son privativos de los laicos; también como se ha evidenciado, forma parte de los organismos eclesiásticos. No entiendo porque los sacerdotes católicos practican el celibato.  Posiblemente muchas cosas de las antes citadas no pasaran. Dije posiblemente. Ahora que generalizar sería una actitud necia de mi parte. Como en todos lados, hay sus excepciones. De facto, tengo un muy buen amigo que es sacerdote.

Para concluir con este tema, se deduce que desde la antigüedad hasta hoy, la gracia para poder acceder al “cielo” u obtener otras canonjías de parte de la Iglesia, es posible mediante un gran desembolso de dinero y en algunos casos, basta con tener el poder.¿Cuándo han visto en una foto del periódico a un “pelado” retratado con un obispo o arzobispo? Sus ojos jamás lo verán. En cambio, hasta los gobernadores viajan a celebrar ascensiones a obispados.

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