Carlos Sánchez
La ficción se construye
a partir del conocimiento de la realidad. Para hilvanar una historia se
requieren datos, estadísticas, acontecimientos que sustenten lo que se cuenta.
En El más buscado (ed. Grijalbo), novela escrita por Alejandro
Almazán, las voces de los personajes, el Chalo Gaitán, y el Cuervo, son
argumentos contundentes, convincentes, para el lector. De ahí que la mirada
permanezca sobre las páginas y encuentre esos escenarios tan bien descritos por
el narrador y los protagonistas de la historia.
El lenguaje un acierto
precioso porque en él estriba el ritmo mismo de la narración. Si en un texto no
hay ritmo, difícilmente el libro permanecerá en las manos del lector. El más buscado: un canto constante.
Sonido de corridos que se entonan al compás de acordeón y bajo sexto.
Un tesoro entonces los
modismos, localismos, las frases convertidas en consignas, aforismos, el
recurrente adjetivo “viejón” para referiste al otro en una conversación.
“Viejón”, expresión que
ilustra de manera directa, perfecta, la identidad, la cultura, de quien la
expresa. Decir viejón es saber que se dialoga con un narco, con un sicario, con
una persona que por lo menos conoce ese mundo de violencia, de tráfico, la
soterrada cotidianeidad que a diario cobra luz pública en los medios de
comunicación. Y allí se sumerge el autor de la novela, en ese ejercicio de
periodismo infrarrealista que ejerce desde muchos años ha.
En El más buscado se retratan las entrañas de las células del
narcotráfico, de qué están hechos sus actores, protagonistas, cuáles fueron en
su momento los códigos de la mafia, en qué momento se perdieron, y sobre todo
se escribe la biografía del capo nomber guan de este país que somos: México. El
más buscado, el menos buscado. Esto también queda claro en la obra de marras.
El Chalo Gaitán no es el
Chapo Guzmán, pero mucho se le parece, comentó en una entrevista el escritor-autor,
Alejandro Almazán. Y en efecto, el parecido de este personaje con la persona,
no es mera coincidencia.
La única manera de
acercarnos a las capacidades de uno de los mayores capos de la historia en el
mundo, y verlo de cerca, escucharlo, sentirlo incluso, no puede ser de otra
manera que a través de la ficción. Aunque una vez concluida la lectura, puede
ocurrir que el lector entienda que en estos tiempos, y tal vez desde siempre,
la ficción inventa la realidad.
Porque ante la violencia
en contra de los periodistas, de los cuales el ochenta por ciento de los
asesinados han caído en manos del gobierno, según el mismo Almazán, no queda
otro recurso que plantear la vida cotidiana blandiendo como defensa la armadura
de la palabra ficción. Aunque ésta nos lleve de la mano y nos explique con
seudónimos, quienes construyen desde la mafia y la política, que podría ser un
pleonasmo, la crisis social que nos arropa. Y por ende los sucesos que han
marcado al país, incluido por supuesto el asesinato del Cardenal Posadas
Ocampo.
El más buscado es una novela que en
sus ciento ochentaiséis páginas no desperdicia renglón para contar la historia
de un capo refugiado en la sierra y que en su afán protagónico, o incluso en
aras de contar su verdad, manda a traer al Cuervo, cincuentón de cabello negro,
escribano y compositor de corridos, para que cuente su vida.
De la intención de dar
información para un corrido, cuando menos se piensa, el Chalo Gaitán ora se
pasea por los años de infancia donde vende quesos, ora se va a la adolescencia
y los regaños de su padre, de pronto ya la conversación sobre su deseo
permanente por las muchas mujeres, ora su escalada en el cártel que ahora
dirige, ora su aprehensión y como consecuencia los años para vivir dentro de
una celda, ora el asesinato de su hijo y por lo cual mandó comprar todas las
flores de Guadalajara y ponerlas en su ataúd.
En El más buscado los ojos del lector descubren a un capo sensible en
cuyo rostro también las lágrimas le corren. Porque, no obstante tener la mente
siempre puesta en las cifras monetarias, las toneladas de droga, el crimen como
vía de aniquilación de los nombres que obstruyen el camino y avanzar, existe
también la palabra pasión en el vientre de este muchacho apodado por Almazán como
el Chalo Gaitán.
No de barbas el escritor
Élmer Mendoza advierte en comentario de contraportada: “Si el Chalo Gaitán le
roba el corazón, no busque a su terapeuta”.
Si usted requiere de
información veraz sobre el narcotráfico en México, no busque Proceso, ni
Milenio, mucho menos Reforma, El Excélsior, La Jornada. Busque El más buscado. Una novela para encontrar
la realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario