PROCESO

Pronto la izquierda y el PAN aplaudieron la
detención, maestros que sí trabajan frente al aula y la mayoría de los
mexicanos avalaron “la valiente y decidida acción”. Pero hay que entender que
la captura obedece más que nada a la reconstitución del presidencialismo
absoluto.
A la urgencia que tiene el grupo en el poder
por regresarle al PRI su fuerza.
No es cierto que Peña Nieto realizó un acto
de justicia, para que los maestros puedan elegir libremente a sus dirigentes,
para fortalecer el sindicalismo, para que el magisterio pueda disfrutar de sus
propias cuotas que aporta. Nada más falso.
De ser cierto lo anterior, el gobierno de
Peña Nieto no hubiera revelado que Gordillo gasta millones en su persona y para
adquirir bienes raíces. De ser cierto que Peña Nieto quería acabar con ese
poder fáctico y toda su corrupción, hubiera entrado al fideicomiso para la
vivienda que Carlos Jonguitud y Gordillo instituyeron: el VIMA, un fideicomiso
que al término del gobierno de Vicente Fox tenía un faltante de 25 mil millones
de pesos. Dinero de los maestros que fue a parar a los bolsillos de quién sabe
quién.
Benjamín González Roaro y Francisco Yáñez
–exdirector de la Lotería Nacional– fueron sus últimos directores. A ellos
también se les debió detener. La documentación la tiene el gobierno, la
Secretaría de Hacienda.
Si Peña quisiera acabar con la corrupción en
el SNTE, hubiera propuesto en su reforma educativa que las cuotas del sindicato
no las recolectara el gobierno. Si esto no existiera, cómo recabaría el
sindicato ese dinero que luego sus líderes sindicales se han embolsado.
O en todo caso hubiera instruido a los
diputados de su partido que en la reforma laboral se incluyera la transparencia
en los sindicatos y la rendición de cuentas. Pero el PRI fue el primero que se
opuso.
El PRI es quien controla la mayoría de los
sindicatos y federaciones. Son los que le sirven en cada elección a este
partido para usar las cuotas de sus trabajadores en beneficio del propio
partido.
Sólo el magisterio, el SNTE con Elba Esther
Gordillo Morales al frente, no le redituaba ganancias al PRI.
Desde que Gordillo fue expulsada del PRI, desde que decidió crear su propio partido y poner los votos del magisterio, la operación política de los maestros en distintos comicios y sus cuotas al servicio del mejor postor, el PRI se dio cuenta de que necesita este sector.
Hoy que ha regresado a la Presidencia de la
República, el PRI se tiene que fortalecer; necesita revitalizar los sectores de
su partido, requiere de toda esa movilización magisterial que sabe cómo actuar
en tiempos electorales.
Peña Nieto no encarceló y amenazó a Gordillo
con hacer realidad otras 25 averiguaciones previas que tiene, principalmente
contra sus familiares y más cercanos colaboradores, para acabar con el
cacicazgo sindical, el charrismo sindical. No, lo hizo para recuperar el sector
magisterial para el PRI. Lo hizo para salir avante en próximas elecciones, para
que el Panal no se alíe con otro instituto político que no sea el PRI.
El Estado no creó y alimentó al monstruo que
es el SNTE para que le entregue su fuerza política a otro partido que no sea el
tricolor.
Así como el Panal ayudó a Eruviel Ávila a
ganar las elecciones en el Estado de México y el propio SNTE trabajó para darle
a Peña Nieto entre 2 y 4 millones de votos en las pasadas elecciones, así
quiere el Estado-PRI que todo el magisterio regrese a bajo su control.
Encarcela Peña Nieto a Gordillo para que todo
vuelva a su cauce, como era antes de que el PRI perdiera la Presidencia de la
República; cuando tenía sus tres sectores fuertes y millonarios en votos.
Cierto que de paso Peña Nieto ganó simpatías
entre quienes incluso cuestionan su nivel de inteligencia. Y ello porque para
nadie era secreto el abuso y corrupción de la maestra y allegados.
Peña ganó legitimidad, sí; pero también
alertó aún más a quienes desde antes hablaban de que el regreso del PRI tiene,
entre otras cosas, una justicia selectiva, una justicia como método de presión
y una justicia para eliminar lo que le perturbe al gobierno.
La justicia selectiva no es justicia, es sólo
una máscara para beneficiarse de ella y hacer creer a la gente que se es gente
de Estado, valiente y comprometido con las causas de los mexicanos.
La detención de Gordillo y próximo
enjuiciamiento es muestra también de un pretendido regreso de la presidencia
imperial. Donde un ególatra no soporta que lo contradigan y cualquier
secretario de Estado lo pueda manipular. Pero también es un peligro en donde el
autoritarismo asoma peligrosamente.
Si el juicio de Gordillo queda sólo en eso,
un simple juicio por sus millonarias compras, entonces no habrá sido más que el
sacrificio de una política más para beneficio de otro político más que, para
desgracia de muchos, ocupa la Presidencia de la República.
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