Por Víctor O. Fonseca Jacques
Desde siempre, los guaymenses recurrimos a la
crítica, en algunas ocasiones mordaz y lesiva, antes, durante y después de las
fiestas de carnaval. Y de manera recurrente “sugerimos” que nuestros festejos,
de los más antiguos del país según conocedores, debieran parecerse, aunque
fuera un poco, a otros eventos del tipo, como el de Mazatlán.
No falta quien exige que los organizadores
vayan directamente a aquel bello lugar para que se ilustren, tomen ejemplos, y
vengan y los apliquen a nuestros tradicionales festejos, los que algunos dan en
calificar como fiestas de rancho, vulgares, y corrientes, donde se cobra por
todo, y hay otros más osados que se atreven a “asegurar” que los organizadores
del evento se “clavan la lana”.
Y fíjese que analizando bien las cosas, yo
también quisiera que mi carnaval se pareciera un poquito al de Mazatlán. Lo veo
tan elegante, tan fastuoso, con esos grandes artistas, las descomunales bandas
de fama internacional, desfiles de carros alegóricos costosísimos y vestuarios
de las comparsas que seguramente costarán “un ojo de la cara”. Todo un derroche
de economía, pero también de ánimo y entusiasmo.
Y para entrarle más al detalle, le digo por
qué me gustaría que el nuestro, donde “se cobra por todo”, se pareciera al de
Mazatlán:
Aquí, la coronación de la Reina de los Juegos
Florales y la entrega de los premios culturales son en el auditorio local, con
entrada gratuita y con un espectáculo que trata de ser decoroso, de acuerdo a
la ocasión. En Mazatlán, en la coronación de los Juegos Florales este año se
presentaron números especiales provenientes del Festival Cervantino, la
original Banda El Limón, Río Roma y Amaury Gutiérrez (cuyo espectáculo ya se
disfrutó aquí gratuitamente en ocasión anterior). Los costos por admisión, y le
pido lea bien, van de los cien a los 450 pesos, si es que usted quiere
presenciar el evento. (Le sugiero lea de nuevo para que se convenza de que leyó
bien)
Quiero que el Carnaval de Guaymas se parezca
al de Mazatlán porque allá, durante la coronación de la Reina del evento, se
presentó el finísimo grupo Pandora, en medio de un derroche de colorido y
diseño, mientras que aquí se hizo una coronación bastante decorosa con entrada
libre para quien quisiera presenciarla. Allá los costos fueron de los cien a
los 500 pesos por persona para poder entrar.
Me encantaría que nuestra fiesta fuera
similar a la de aquel lugar, donde simplemente en la coronación de la reina
infantil, algo que aquí se hace en lugar público y abierto para todo mundo, se
presentó Reik, además de que se ofreció un mágico espectáculo de cine
fantástico. Los costos de admisión por entrar a la ceremonia infantil, variaron
de los cien a los 450 pesos, insisto, por persona.
Hay otro evento cultural, que se llama Velada
de las Artes, que se desarrolla en el teatro Ángela Peralta, y donde se entrega
el premio Mazatlán de Literatura. Por ingresar a esa área, la gente debe pagar
boletos que cuestan entre 250 y 600 pesos.
Aquí, los comerciantes, sobre todo los del
ramo restaurantero, aprovechan los festejos de carnaval para subirle un poco
más a sus productos. En Mazatlán se hace una muestra gastronómica en la que
participan los dueños de restaurantes, con un menú amplísimo en medio de una
gran fiesta para niños, jóvenes y adultos. Allá se pelean por participar
activamente en este evento, mientras que aquí se ponen de acuerdo para vender
más caro.
Y le sigo: me gustaría que aquí hubiera
también un Baile de Fantasía (desaparecido este año), cuyos fondos van a dar a
una causa noble, y con un costo de admisión de 450 pesos per cápita. Se hace
también un Baile de Fachas donde se cobran 350 pesos por persona con utilidades
también para un fin noble, y un Baile Infantil, con una gran fiesta para los
chiquillos de los 3 a los 10 años.
Aquí se insiste mucho en que los juegos
mecánicos malamente quedaron fuera del área de Carnaval. Me gustaría que fuera
como en Mazatlán, donde la llamada “Feria del Carnaval” queda por allá a un
costado de las bodegas de Sam’s, muy aparte de Olas Altas, donde se desarrollan
los bailes populares. Para la Feria también se cobra un costo de entrada, de
algo así como 30 pesos.
Finalmente, nos damos cuenta de que allá los
festejos son fastuosos y cargados de un colorido proveniente de una inversión
cercana a los 30 millones de pesos. Sí, pero todo es consecuencia de que allá
se cobra “hasta por respirar”, mientras que aquí exigimos que todo sea gratis y
de la misma calidad que en la también llamada Perla del Pacífico.
A mí también me gustaría que fuera como en
Mazatlán.
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